Las personas que reciben la noticia, en la mayoría de los casos, recuerdan con total precisión, quién, dónde, cómo y cuándo se le dio la noticia. Cuando hay un accidente de tráfico con víctimas graves o personas fallecidas ¿cómo se realiza la comunicación de malas noticias?
¿Por qué es tan importante la comunicación de malas noticias en accidentes graves?
La manera en que nos comunicamos, en que nos enteramos de las noticias, etc. es en gran medida determinante de cómo percibiremos la información que recibimos. En conversaciones cotidianas a veces nos quejamos diciendo “no es lo que dijo, sino cómo lo dijo”. En el caso de la comunicación de malas noticias sucede algo parecido, solo que si lo que ‘se dice’ ya es grave de por sí, las consecuencias de una mala comunicación pueden afectar a la persona que la recibe de por vida.
Para analizar el campo de la comunicación de malas noticias en España actualmente, publicamos un breve extracto del TFG -trabajo de fin de grado- de Mercedes Lahera Arévalo, una enfermera sensibilizada con las víctimas de accidentes y colaboradora de nuestra asociación que incide en una problemática muy preocupante: la falta de protocolos para la comunicación de malas noticias y la primera atención profesional a víctimas.
“Todo el equipo DIA agradecemos a Mercedes su magnífico trabajo, su dedicación y su generosidad al cedernos este trabajo en favor de las víctimas de accidentes.” palabras de Ruth Palmer, trabajadora social y gerente de Asociación DIA.
Se trata de un trabajo pionero en España, del que no hay revisiones tan completas anteriores, titulado “Acogida hospitalaria a familiares de víctimas de accidentes de tráfico”. El estudio pone de manifiesto una realidad que desde asociaciones como la nuestra conocemos bien: no existen protocolos para esta acogida hospitalaria de familiares de víctimas ni para la comunicación de malas noticias. En consecuencia, cuando una persona fallece en carretera la comunicación depende en gran medida del “azar” y de las habilidades personales de los profesionales que topen con estas víctimas,
Comunicación de malas noticias en accidentes de tráfico ¿de qué hablamos?
Una mala noticia se puede definir como: noticia que cambia o altera las perspectivas del paciente y su familia de una manera negativa y drástica, causando alteración emocional de manera grave o adversa, y afectando a su visión futura.
La comunicación de una mala noticia es una situación bastante habitual en los hospitales y consultas, siendo una de las labores más difíciles que realiza el personal sanitario, debido a la ansiedad que genera, pudiendo poner en compromiso su capacidad técnica y humana, para comunicar de forma correcta.
Las personas que reciben la noticia, en la mayoría de los casos, recuerdan con total precisión, quién, dónde, cómo y cuándo se le dio la noticia; del modo en cómo se haya realizado dependerá la adaptación de la familia y/o paciente, de manera que sea una ayuda o una dificultad, además del impacto emocional que supone.
Artículo: La comunicación con víctimas de accidentes y su importancia
Las malas noticias se suelen asociar a algo que pone en compromiso la vida de la persona que la recibe, así pues, una mala noticia se define como “aquella que va a cambiar de forma grave o adversa las perspectivas del paciente sobre su futuro”. La reacción emocional que produce la mala noticia en la persona que la recibe va a depender en mayor o menor grado de las expectativas de vida que haya imaginado y de la percepción de la situación. A mayores expectativas y menor grado de percepción actual, mayor será el impacto emocional de la noticia. Las personas afectadas por una noticia (paciente y familia), tendrán diferentes percepciones y expectativas.
El 75% de los pacientes prefieren recibir información
La gran mayoría de los pacientes desean conocer su situación, estar informados y hablar de ello. Diferentes estudios,(14) tanto en España como en países anglosajones y asiáticos, concluyen que la mayoría de los pacientes, alrededor del 75% prefieren ser informados, aun en casos como el cáncer. Las mujeres y los jóvenes reclaman más información detallada que los hombres y las personas de avanzada edad, así como los pacientes precisan más información de la que los sanitarios presuponen. Para poder tomar decisiones es necesario estar informado, la información capacita al paciente en autonomía y autocuidado, así como en la toma de sus propias decisiones.
Por otro lado, es un derecho legal, tanto el estar informado como el derecho a no ser informado, así como conocer las alternativas terapéuticas. Este derecho se recoge en la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad y la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica.
La evolución de la manera de comunicar malas noticias
La manera de dar las malas noticias ha cambiado a lo largo de la historia, Hipócrates en la antigua Grecia decía “se debe examinar al enfermo con calma, observándolo con disimulo, aislando y diferenciando los aspectos relativos a su enfermedad…, no dejándolo darse cuenta de lo que sucederá ni de lo que le amenaza, pues más de un enfermo ha estado a punto de morir por esta causa,…” No hace falta remontarnos tanto, hasta no hace muchos años, teníamos modelos paternalistas o centrados en el médico. Modelos teóricos que se fundamentaban en la ciencia médica oficial. El Modelo biomédico, se caracteriza por abordar de manera analítica reduciendo todo a componentes cuantificables como son, físicos, estructurales o químicos. Son modelos con grandes limitaciones ya que no siempre es posible la medición e incluso no es útil, ya que no siempre la enfermedad tiene como base un trastorno orgánico, pero siempre va a suponer una vivencia personal.
En los últimos 20 años, han surgido distintas propuestas de actuación respecto a la interacción entre médico y paciente. Abandono de modelos paternalistas y autoritarios que solo se centraban en el médico, dando un papel más activo al paciente, incorporándole activamente en el proceso de consulta.
Recomendaciones básicas para la comunicación de malas noticias
- En general lo más recomendable es que la noticia sea comunicada por el profesional que atiende al paciente, tendrá más información y alternativas terapéuticas.
- El lugar para la comunicación debe ser lo más íntimo y cómodo posible, es mejor tardar algo más en comunicar la noticia que hacerlo en un lugar poco favorable.
- El momento debe ser el adecuado, el profesional no debe precipitarse, la manera, la sensibilidad con la que lo haga contribuirá a disminuir el impacto.
- Existen diferentes protocolos para dar malas noticias, pero no orientan con precisión cómo hacerlo ni que pasos seguir para respetar el dolor de la familia. La disposición del profesional, así como su capacidad de empatizar, será fundamental para poder abordar la perdida, reduciendo la ansiedad y aumentando la capacidad para la toma de decisiones..
Próximamente trataremos el caso concreto de España ¿cómo se hace la comunicación de malas noticias? ¿existen protocolos?